"Gabi! Esto tiene que ser un chiste!" Eli dijo acercándose a mi al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en sus labios y sus brazos se extendían en mi dirección.
"Eli," Dije. La sorpresa de este inesperado encuentro no abandonaba mi cuerpo. Mi cerebro procesaba tan lento como Gustav en matemáticas.
"Sólo, Eli?" Se rió y sus brazos se enredaron en mi cuerpo mientras me abrazaba tan fuerte como podía. Su peculiar fragancia de jazmín y miel me traslado al instante a Alemania. "Pensé que me extrañabas un poquito más?" Su risa salió de sus labios una segunda vez.
Aclaré mi garganta y le sonreí cuando terminó de abrazarme. "Un poquito más?" Pregunté y por fin reaccioné. Tener a mi mejor amiga de toda la vida en frente de mi, después de dos años trajo lagrimas a mis ojos y mis brazos se abrieron lanzándose sobre ella. "Un pocote, más!"
Nuestras risas se unieron y nostalgia me llenó por dentro.
Extrañaba ese sonido.
"Y que para nosotros no hay abrazo?" Georg preguntó.
"Sería un pecado no hacerlo." Dije y soltando a mi mejor amiga me acerque a los G's abrazándolos a los dos al mismo tiempo y tan fuerte como pude. "Los extrañé demasiado." Les dije.
"Nosotros a ti."
"Pero, y dónde están Sary e Issa?" Les pregunte.
"Tuvieron que quedarse en Alemania." Bill dijo abrazando a Eli por la cintura. "Pero llegarán la próxima semana."
"Por qué? Por qué se quedaron?" Pregunté nuevamente mientras fruncía el ceño. "Esperen un momento. Por qué están ustedes aquí?"
Todos sonrieron ampliamente. "Bueno... Creo que la mejor forma de ponerlo es... uh, Alemania ya nos quedó pequeña." Gustav dijo y los demás rieron.
"La verdad creo que es justo un descanso." Georg intervino. "Tokio Hotel se dará un tiempo." Mi boca se abrió tanto que pensé que mi quijada podría desprenderse en cualquier momento.
Se darán un tiempo? A que se refieren? No se van a separar verdad? No, no lo van a hacer.
"Un tiempo?" Pregunté.
"Uno corto. No hay de qué preocuparse. No es el fin de la banda Gabs." Bill dijo
Suspiré con alivio. Aún después de todos estos años y con lo ocupada que las agencias de Heidi me mantenían, habían momentos en los que escuchaba noticias sobre los chicos. Aquella era una de las formas de saber de ellos. Mediante la radio que en algunas ocasiones ponía sus canciones, pasaba entrevistas, además de uno que otro chisme. Las chicas se volvieron casi tan famosas como los chicos. Por todas partes, incluso en televisión escuchaba de ellas.
"Quiero que nos cuentes de tu vida en este instante, Gabs!" Bill dijo tomándome por la muñeca y llevándome a la mesa donde estaban sentados. El frío de la noche lo amortiguaba un alto calentador de gas.
"Uh, bueno. Pero la verdad no hay mucho que decir... Al venir a Los Angeles Heidi me ofreció trabajo en su agencia de moda y un año después empecé a trabajar en su otra agencia, esta es de modelos. No tuve que cursar la universidad y bueno... ya tengo mi propia casa. No es la gran cosa." Mis hombros se encogieron mientras los chicos me miraban. Asombro en los rostros de Gustav y Bill, los demás sólo asintieron. "Que hay de ustedes?"
"Sabes? creo que ahora que sé que tu lado fashion por fin está un poco más desarrollado, me gustaría que fuéramos un día a comprar tanta ropa como sea posible." Bill dijo emocionado y no pude contener la risa que se escapo de mis labios.
"Cuenta con eso." En caso de que no lo sepan, no existe nadie mejor que Bill Kaulitz para ir de compras. "Un momento. Cuanto tiempo estarán aquí en Los Angeles?"
Georg estaba a punto de responder mi pregunta pero Eli se le adelantó. "Oh... unas cuantas semanas." Se encogió de hombros. "Quieres algo de tomar?"
"Jack Daniels está aquí para hacer la noche feliz." Gustav dijo y todos reímos.
Mis ojos recorrieron la mesa y se posaron en las dos botellas vacías de whiskey. Bueno, por lo menos su adicción por el alcohol estaba intacta.
"Aquí tienes," Gustav dijo entregándome mi bebida.
"Aún no me han contado de ustedes. Qué ha pasado en sus vidas?"
"Oh, lo usual. Desde que te fuiste de Alemania las cosas no han cambiado para nada, las fans siguen dándonos su apoyo incondicional y la prensa sigue igual de fastidiosa." Bill se encogió de hombros. "Aún así, las cosas ya no son tan divertidas como antes." Sus ojos miel se posaron en los míos mientras se encogían. "Creo que eso debe a que ALGUIEN no abandonó."
Ay, por favor. No esta conversación.
Suspiré mientras mis ojos se posaron en el suelo. "Saben que no los abandoné, necesitaba un respiro. Eso es todo."
"Bueno, que largo respiro no te parece?"
"Bill." Eli dijo entre dientes.
"A lo que me refiero es que una visita hubiera sido el mejor detalle de la vida."
"Lo siento." Rodé los ojos mientras mis brazos se cruzaban en mi pecho.
Parece mi mamá.
De repente se escuchó como la puerta de la azotea se deslizaba abriéndose, los ojos de todos se posaron en ella mientras yo, que estaba dándole la espalda tuve que voltearme para ver quién entraba.
"Tom, para!" La risa de la chica rubia y voluptuosa invadió el lugar y pude sentir como el aire se atoraba en mi garganta al momento en que mis ojos se posaron en el alto hombre que la tomaba de la cintura.
Detrás de mi pude escuchar la sorpresa de Eli, que atrapó un respiro en sugarganta. Pero no me importaba, mi concentración estaba fija en él. Sus manos mantenían a la rubia tan pegada a su cuerpo que parecían una sola persona. Su rostro estaba escondido en el cuello de la chica mientras dejaba un camino de besos y mordidas en su piel. Ella soltaba risas y chillidos con cada movimiento de él. Ambos en medio de su acto de lujuria se acercaban torpemente hacia la mesa donde nos encontrábamos los demás.
Se que es lo que están pensando y no. No es como se lo imaginan. No estoy muriendo por dentro, mi corazón no está roto en mil pedazos, no hay rabia dentro de mi creciendo con cada risa de la chica. No puedo sentirme más normal que en éste momento. Sonreí internamente al darme cuenta que el mayor de los Kaulitz había dejado de tener aquel efecto tan tóxico y narcotizante sobre mi.
"Tom," La chica volvió a reír. "Ya basta." Su voz era tan aguda e irritable como el largo de su vestido de leopardo. Tal vez fue error del costurero, tal vez se quedo sin tela para terminarlo, porque apenas y cubría su trasero. Mis ojos la examinaron de arriba a abajo y sonreí mientras soltaba un suspiro y mi cabeza se sacudía suavemente.
Es el prototipo de Tom. ¿Qué más se le puede pedir?
"Tom." Eli dijo haciendo que éste liberara el cuello de la chica y posara su atención en la mesa.
"Qué pasa chico........s" Su sonrisa se desdibujó de su rostro al momento en el que sus ojos se juntaron con los míos y sus brazos soltaron la cintura de la rubia inmediatamente.
Su rostro estaba más pálido que el de un fantasma y su boca tan abierta que por un momento pensé que se tragaría una mosca.
Oh... Ahora quién tiene un efecto sobre quién?
Con una sonrisa, cruce mis piernas y me recosté en el espaldar de mi asiento mientras tomaba un sorbo de Jack Daniels. "Hola Tom."
corto lo sé y lo siento. Pero la Universidad es una mierda.