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miércoles, 25 de febrero de 2015

0.4// Shakespeare.

"Gabriella." Fue la única palabra que salió de sus labios.

La chica que lo acompañaba frunció en ceño en el momento que sus grandes ojos azules se posaron en mi. El labial rojo intenso de sus labios estaba algo corrido en su mentón y sabía perfectamente a quien se debía el defecto en su maquillaje.

"Eh...." Bill aclaró su garganta. "Qué bueno que apareciste hermano, te estábamos buscando."

"Si, Bill se encontró con Gabs hace poco." Georg agrego y mis ojos se acomodaron en él. Su ahora corto cabello lo hacía ver más joven. Más atractivo incluso.

"Y quien se supone que eres tú?" Preguntó la chica de la nada.

Luego de mirarla y notar sus ojos clavados en mi fue que me di cuenta que me estaba hablando. Levanté mis cejas debido a la rudeza contenida en su voz y reí internamente por el efecto que había causando en ella; envidia.

"Pero que mal educada. Mucho gusto, mi nombre es Gabriella." Dije sin si quiera molestarme por extender mi mano en su dirección. En lugar de ello asentí con mi cabeza y tomé otro sorbo de mi bebida.

Eli y Gustav soltaron una risa por lo bajo debido a la amarga mirada que lanzaba la chica en mi dirección. Sin embargo, no podía importarme menos lo que ella pensara de mi. Por todo lo que se, ella debe ser una de las tantas chicas que entretienen al Kaulitz mayor en sus noches. Pobre chiquilla si pensaba que algún día podría llegar a un estatus más alto con él.

De hecho... ¿Quién podría si quiera llegar a serlo vestida de ese modo?

Bill aclaró su garganta una segunda vez y así me di cuenta de lo incómodo que se sentía con la situación. "Uhm, Gabi, ella es...." Comenzó a decir hasta que se dio cuenta de que ni él mismo sabía quien era la chica. Así que, mirando a Tom confundido, preguntó. "Quien es ella, Tom?"

La atención se posó entonces en Tom, pero su expresión seguía siendo la de un explorador que acaba de encontrar la ciudad perdida de oro. Sus ojos no dejaban de mirarme, sabía que se preguntaba una y otra vez si la que se encontraba allí, sentaba en frente de él, era yo. Lo conocía tan bien que podía leerlo como un libro abierto.

Un libro que una vez fue mi libro favorito.

"Tom," Bill lo llamó de nuevo.

"¿Qué estas haciendo aquí?" Por fin habla el mudo. Sin embargo, su pregunta no responde a la anteriormente realizada por su hermano.

Reí por lo bajo y lo mire directo a los ojos para luego encogerme de hombros. "Bueno... Vivo aquí."

"¿Quién es ella, Tom?" Puedo escuchar el susurro de la rubia en el odio del mayor de los gemelos.

"Eso ya lo sabía... me refiero, aquí en Ectasy." Tom vuelve a preguntarme ignorando por completo la pregunta de su aventura de una noche.

No puedo evitar reirme. "Lo mismo que tú." Dije mirándolo para luego descansar mis ojos en su acompañante. "Sólo me divierto un poco."

La chicha resopla y rueda sus ojos entendiendo perfectamente a lo que me refería. Sin embargo, los ojos de Tom se ajustan en los míos y compartimos lo que parece ser un concurso de miradas. La intensidad emanando de nuestros ojos, que se comunicaban entre ellos sin necesidad de palabras, era tan fuerte que se hacía palpable en el aire.

"¡¿Qué lindo reencuentro no creen?!" Interviene Eli rompiendo con la tensión del momento.

-

Momentos más tarde y mientras la noche se desliza suavemente dando paso al amanecer, los G's, Bill y Eli junto con Tom, su chica Kate y yo terminamos la última botella de Jack Daniel's mientras adelantábamos a los demás de lo sucedido en nuestras vidas. Por un momento logre sentirme como antes, mi mejor amiga y mis mejores amigos allí, conmigo, riendo y recordando diversos momentos y anécdotas. Aunque esta vez era diferente, Tom estaba allí pero ya no estaba conmigo, y en mi lugar, justo a su lado, se encontraba otra chica. Era algo extraño, como si estuviera viendo desde fuera lo que solía ser. Por un momento sentí el punzón en mi pecho resurgir, pero me recuperé rápidamente.

"Lo gracioso de la historia es que cuando Sary entró en la habitación se encontró con Tom desnudo." Georg finalizó con una risa a la que todos nos unimos mientras Gustav hacía un mueca expensando entre disgusto y diversión.

"Jamás volverá a pasar." Tom agregó riendo y sacudiendo su cabeza suavemente. "No era como imaginaba mi noche. No con Sary precisamente." Dijo y todos volvimos a reír.

De repente mi teléfono celular comienza a sonar, pidiendo desesperadamente que lo conteste. La pantalla muestra el nombre de Tyler y suspiró antes de contestar.

"Hola?" Digo mientras me levanto y me excuso con los chicos antes de retirarme un poco del lugar.

"¿Donde estás?"

"En Ectasy, ¿Recuerdas? el night club al que se supone que debías haber venido conmigo"

Tyler suspira del otro lado de la linea. "Lo siento, tenía cosas que hacer, cariño." Se disculpa y mi modo de pelea cambia por uno más tranquilo.

Bueno, por lo menos ahora esta pidiendo disculpas.

"Como sea," Le digo y dejo salir un suspiro yo también.

"¿A que hora llegarás a casa?" Puedo notar tintes de arrepentimiento en su voz lo que genera que mi corazón se ablande un poco más. Odiaba discutir con Tyler, alguno de los dos siempre terminaba arrepentido y pidiendo perdón al otro. Y cuando era él quien lo hacía, sus ojos verdes me miraban de una forma tan tierna y amorosa como lo hace el gato con botas en Shrek.

"Erm..." La brisa de la noche despeina un poco mi cabello y al mirar hacía la mesa noto los ojos de Tom clavados en mi. "Tal vez en una hora o dos." Le respondo desviando mi mirada de los Kaulitz y posándola en el cielo estrellado.

"Esta bien," Dice para luego suspirar. "Lo siento por no estar contigo esta noche, te quiero Gabi."

"Yo a ti...Mucho." Digo como de costumbre antes de cortar la llamada.

Es verdad. Desde que llegué a Los Angeles una de las primeras personas que conocí fue Tyler. Era mi vecino cuando me mudé a mi primer departamento. Siempre fue muy gentil y atento, estaba allí cuando lo necesitaba, sobretodo para ayudarme a subir cosas hasta mi piso como bolsas de mercado o arreglar tuberías dañadas. Hasta que un día tratando de arreglar el lavado de la cocina, la llave salió volando por los aires y un chorro de agua comenzó a salir desconsoladamente mojándonos a ambos y luego de lo cual terminamos en una extraña pero candente sesión de besos. Luego de eso, sus visitas fueron más constantes y no precisamente para arreglar algo o ayudarme con paquetes. Dos semanas después de nuestra extraña "relación" que yo definiria bajo el término de fuck buddies, decidio contarme la verdad que ignoré desde que lo conocí. Tyler no era un chico común y corriente, cuando me reveló que trabajaba para mtv nunca pensé que se tratara de algo tan grande como formar parte del reparto de unas de sus series con mejor audiencia. Teen Wolf.

Con el paso del tiempo me acostumbre a la idea de que salía con otra celebridad. La verdad es que, a diferencia de mi anterior relación, con Tyler las cosas eran más relajadas.

Mis dedos se deslizan sobre la pantalla y no puedo evitar recorrer con mis ojos la foto en mi pantalla de bloqueo. Eramos tyler y yo. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios al momento de recordar el momento en el que la tomamos. Pero, de la nada, un olor un tanto familiar golpea mis sentidos haciendo que mis dedos bloqueen mi telefono y que mi sonrisa de desdibuje de mi boca.

Tom.

"Así que... Lo quieres mucho?" Preguntó y mis cejas se unieron en confusión. Me estaba espiando mientras hablaba? "Quien es Gabriella, tu novio?" Preguntó de nuevo y mis ojos se ajustaron en él.

Me rei. "Así es." Dije y crei ver lo que era el fantasma de una emocion correr tras sus ojos tan rápido que no pude descifrarla. Al fondo se escucho la risa de  Kate y ambos volteamos a mirar la mesa. "Tu chica es...  " hice  una mueca. "Eh, es muy buena en el arte del maquillaje." Sonrei al momento en el que sus ojos me miraron mientras levantaba una de sus cejas.

"Maquillaje?" Bufó. "Puedo asegurarte que es buena con muchas otras cosa aparte del maquillaje." Añadió mientras me guiñaba un ojo.

Volvi a reir y lo mire con ternura. "Volviste a lo mismo de antes, no? Bueno... Qué más podría pedirsele a alguien como tú que lo único que conoce es el sexo."

Sus cejas se levantaron mientras una risilla se escapaba de sus labios. "Wow... Soy yo o tus palabras destilan dolor?"

Dolor? Destilan? Jajaja que tiene este?

"Ahora eres poeta?" Me burlé. "Y no, no destilan dolor," añadí. "Destiñen verdad."

"La única verdad que veo es la que me cuentan tus ojos Gabriella." Me dijo y pude sentir su cuerpo acercandose un poco al mio. "Son esos... Celos, acaso?" Su dedo índice señaló mi rostro.

Esta vez solte una carcajada. "Awn," dije pellizcando uno de sus cachetes. "Mira Shakespeare, lo único que debes saber es que puedes tener todo el sexo que quieras y con quien quieras." Dije sincera. "No es mi problema ni tampoco me incumbe. Sin embargo," lo mire a los ojos. "Perras baratas nunca igualaran lo que sentias conmigo." Mi turno de guiñarle el ojo llegó y lo disfrute como un niño pequeño que ha recibido justo lo que habia pedido para navidad.

Su expresión me causo gracia y hasta me hizo sentir superior. Su labios se entre abrieron y sus ojos se agrandaron, pupilas dilatadas mientras lo que sumí era un recuerdo recorria su mente.

Sonreí y descanse mi mano sobre su hombro. "Que bueno verte." Le di un par de palmaditas en su espalda y me dirigi a la mesa para despedirme de los demás y volver con mis amigas y el misterioso chico que me había invitado un Martini. Ahora si que disfrutaría un poco de alcohol.